Tener mi propio espacio, domicilio, mansión, cuchitril, tugurio, tabuco, morada, palacio, refugio, nido, techo, albergue, obra, dispuesta a mi manera para ponerle los colores que yo quiera, recibir visitas de la gente que más me gusta, escuchar ahí músicas bonitas, donde pueda sentir únicamente mi propia tranquilidad y mi propia calma, mis euforias y los momentos que solo son míos. Elevar las risas a mi antojo, tener un baño amplio para practicar mis habilidades como shower-dancer y llamarlo hogar.
Y entonces luego, tal vez digamos que es nuestro.